Ayuda a la Iglesia necesitada
Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Terminada la segunda Guerra Mundial (1945), vinieron los acuerdos de Yalta y Postdam. Como consecuencia de ello, surgió una nueva configuración de Europa. Alemania, que había sido vencida, tuvo que arrostrar enormes costes de todo tipo. Uno de ellos fue la deportación de catorce millones llevada a cabo por los rusos desde la Alemania oriental a la occidental. Entre ellos había tres mil sacerdotes católicos.
El Papa Pío XII no se cruzó de brazos ante esta realidad, sino que puso en marcha una iniciativa, tendente sino a remediarla al menos a paliarla. Para ello, entró en contacto con la Orden Mercedaria, cuyo carisma era el más indicado para esta tarea. Más en concreto con el monasterio de Tongerlo, en Bélgica, cerca del cual había un importante número de refugiados que vivían hacinados en un antiguo búnker. El superior de este monasterio acogió con agrado el encargo y designó al padre Werenfried Straaten para llevarlo a cabo. Era un religioso de 34 años lleno de energía humana y espiritual.