Hagamos tres carpas

La maestra de cuarto grado propuso a sus estudiantes que realizaran una pregunta a sus familiares o vecinos. La pregunta era: "¿A qué lugar querrían volver?" Aclaró que podía ser un lugar donde hubieran ido de vacaciones o algún momento de su vida. La idea era pensar en que, si pudieran elegir regresar por unos minutos a un lugar, dónde irían. Damián se tomó en serio el trabajo. Él no tenía dudas de que regresaría al momento en que fue por primera vez a ver un partido de fútbol con toda la familia. Nunca olvidaría cómo temblaba el campo de futbol y cómo su corazón parecía latir con el mismo ritmo y fuerza.

El domingo, después de comer, le contó a su abuela la tarea que le dio la maestra y le hizo la pregunta. Damián estaba seguro de que la abuela querría volver a la adolescencia, al momento en que había ganado la copa de natación que guardaba con tanto orgullo sobre la repisa. O quizás a alguno de esos momentos en que sus hijos eran pequeños y ella no tenía ni una arruga sobre su rostro. Su casa estaba llena de fotos de cumpleaños, actos patrios, y de campeonatos de diferentes deportes que habían practicado sus hijos. La abuela hablaba de esos momentos con mucha pasión, recordaba cada momento con muchos detalles. Damián creía que su abuela vivía de esos recuerdos. La abuela pensó unos instantes y dijo que se quedaría así, en este momento de su vida.

Saboreando lo vivido, cada abrazo, cada festejo, cada nacimiento... Disfrutando de las pequeñas cosas, de un amanecer, de las flores que crecían en su jardín... Amaba esperar a que se abrieran; cada mañana, acariciaba los lirios para darles coraje, "La vida es hermosa", les susurraba en voz baja... Esperaba la llamada de sus hijos y las visitas inesperadas de los nietos para tomar la merienda. Ellos sabían que la abuela estaba ahí si necesitaban charlar con alguien. Y, si no iban, también estaba feliz porque los imaginaba gozando de la misma forma en que ella había disfrutado a su edad. —Pero abuela, antes no te dolía nada, ni tenías arrugas, ni necesitabas ayuda para hacer la cama o el bastón para salir a la calle... —Es cierto, eso no es bonito. Sin embargo, todo eso es un signo de lo que viví, y viví intensamente.

Damián le dio un gran abrazo. Lo que más amaba de ella era que siempre lo sorprendía.

¿A qué lugar o situación querrías volver? ¿Qué recuerdos querrías conservar para siempre? Seguimos ofreciendo nuestras acciones a Dios. En este segundo domingo de Cuaresma, intentaremos escuchar con más atención las palabras de Jesús para que lleguen a lo más profundo de nuestro corazón. Él nos muestra el camino hacia la felicidad de todos los seres humanos.

Parroquia Sagrada Familia