Manos abiertas y manos vacías

0010En tiempo del Rey Herodes, la noche que nació Jesús, los ángeles llevaron la Buena Noticia a los pastores. Había un pastor muy pobre, tan pobre que no tenía nada. Cuando sus amigos decidieron ir al portal llevando algún presente le invitaron a él también, pero él decía: “yo no puedo ir, tengo las manos vacías, ¿qué puedo dar?” Pero los otros insistieron tanto que acabaron por convencerle.

Así llegaron donde estaba el niño, con su madre y José. María tenía al niño entre sus brazos y sonreía al ver la generosidad de quienes ofrecían queso, lana o algún fruto. Cuando divisó al pastor que no llevaba nada, María le pidió que se acercara. Y él se acercó avergonzado.

Y María, para poder tener las manos libres y poder así recoger los regalos de los pastores, depositó dulcemente al niño entre los brazos del pastor que llevaba las manos vacías.

¡Buen presente para él que nada tenía!

Parroquia Sagrada Familia