Varios días después (La fiesta de los 15 años de Antonia)

El lunes siguiente a la fiesta de 15 años, Antonia vio que muchos chicos y chicas usaban su detalle recuerdo, y llevaban la libreta en la mochila. Eso la llenó de alegría. Durante el recreo, se le acercó Flor, una de las chicas que había ido a la fiesta. Fue a la última que había puesto en la lista. Después de poner a los que consideraba más amigos y, como le quedaba un lugar, sorteó entre el resto de los compañeros. Esto era un secreto, nadie lo sabía, pero ella sí, y sintió un poco de vergüenza cuando Flor le agradeció una y otra vez por haberla tenido en cuenta para invitarla.

—Te quiero agradecer nuevamente que me hayas invitado... Me sorprendió un poco, porque no somos muy buenas amigas. Me divertí un montón en tu fiesta. Fue una de las mejores. Además, ¡tus abuelas son fantásticas! En mi casa, siempre hacen sopa, pero yo ni la pruebo. Sin embargo, cuando tu abuela me ofreció una porción entre risas y bromas, no pude decirle que no, y realmente estaba deliciosa, comí varias porciones. Yo cumplo los 15 dentro de unos meses, y estaba muy enfadada porque no me pueden hacer una fiesta. Pero ahora, después de participar de la tuya, creo que sí, que voy a poder hacer una gran fiesta. Mis tíos tienen una casa grande con un garaje enorme que me lo ofrecieron. Al principio, yo no lo quería, quería un salón; nunca me imaginé que bonito podía ser hacerla en casa. Me encantaría que me ayudaras a pensar la fiesta. No quiero copiarte, tu fiesta fue única. Quiero que me ayudes a hacer que mi fiesta también sea única. Antonia pensó que su sueño se había cumplido, y mucho más. Ella quería recordar su fiesta más allá de las fotos. Todo había quedado en su corazón gracias a la preparación que había tenido, al tiempo dedicado a cada detalle y a toda la familia y amigos. Pero ahora, con lo que le decía Flor, se daba cuenta de que, sin buscarlo, había hecho mucho bien a otros. ¡Su fiesta se continuaba y se multiplicaba en otra fiesta! Cuando se lo contó a la abuela, ella le dijo: —Así es Antonia, el bien es como esa enredadera que está en el fondo de casa: crece y crece sin parar y extiende sus raíces más allá de los límites de mi jardín.

¿Hacemos las cosas para obtener algo a cambio? ¿Qué actos que hayamos realizado se multiplicaron?. Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada familia. Esto nos hace pensar que toda familia, tenga la forma que tenga, es sagrada. Pidamos que cada familia sea un verdadero hogar en donde los niños crezcan rodeados de amor, los ancianos sean cuidados y escuchados y los adultos tengan trabajo: donde los problemas se resuelvan a través del diálogo y donde cada uno descubra que la voluntad de Dios en su vida es el camino para la felicidad y el bien de todos.

Parroquia Sagrada Familia